
Hace ya más de un año que el neozelandés David Hyde, becario la sede de la ONU de Ginebra, inventó la historia de que vivía en una tienda porque no se podía costear una vivienda. La historia no era cierta y David, de 22 años, reconoció que se la había inventado para llamar la atención sobre la injusta situación de los becarios en esta institución que, a día de hoy en Ginebra, New York y Viena, no reciben ningún tipo de salario por su trabajo.
Este caso llamó la atención de la prensa dado que el artículo 23 de la Declaración Universal de Derechos Humanos dice que “toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual” y la ONU es la institución cuyo trabajo consiste en defender y hacer cumplir esta Declaración Universal. Gracias a esta noticia se supo también que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) tampoco retribuían a sus becarios.
Pero esto no solo ocurre aquí. Un estudio reciente sobre los becarios europeos afirma que el 59% de ellos no tiene sueldo. Una realidad muy dura que, en Aranda, nos preocupa y nos moviliza.
Existen muchas asociaciones que alzan su voz contra la injusta situación de los becarios que no cobran por sus trabajos. GIA Interns Association es una de ellas y está focalizada en todos los becarios a coste cero en Naciones Unidas, organizaciones internacionales y empresas de sector privado en la ciudad de Génova. Habitualmente organizan picnics para ganar visibilidad y dar a conocer su injusta y precaria situación laboral.
Cuando el talento no es lo único que cuenta
Cada vez es más habitual encontrar casos similares al de los becarios de la ONU, la OMS y UNICEF en todo tipo de sectores y, como no podía ser de otra manera, también ocurre en los estudios de diseño y en las consultoras de marca.
En líneas generales, el perfil de los jóvenes becarios que está sufriendo esta situación en nuestro sector es similar: están realizando sus estudios especializados o ya los han terminado, son menores de 25 años, en muchos casos tienen una muy buena formación y, en la mayoría, una estupenda disposición y ganas de aprender.
Entienden que su primera experiencia profesional es fundamental y que marcará su carrera ya que les permitirá ampliar su CV. Teniendo en cuenta que el mercado laboral actual es muy competitivo, estos jóvenes saben que las prácticas son el pasaporte para un futuro más prometedor.
Sin embargo, en muchos casos lo que encuentran es un panorama desolador. Estudios y consultoras que les ofrecen, a través de un convenio con su escuela o universidad, prácticas de tres, seis o doce meses pero sin ningún tipo de retribución y, en el mejor de los casos, con sueldos que no llegan a cubrir sus necesidades básicas. Y, ocurre que no todos pueden permitirse entrar a trabajar bajo estas condiciones, ya que no todos tenemos las mismas condiciones económicas o las mismas necesidades.
Como consecuencia, los que pueden optar a estos puestos, son aquellos que tienen soporte económico. Esta rocambolesca situación aparta a muchos de la posibilidad de optar a una beca y por eso, ahora el talento no es lo único que cuenta para tener la primera experiencia profesional especializada.
¿Somos conscientes de que así se pierde talento? ¿Entendemos que esta situación es frustrante para ellos y dañina para el futuro de la profesión? Y, sí, sabemos que hemos atravesado una grave crisis económica pero en Aranda pensamos que esta no es la excusa para no regularizar, por ley, su situación e incluso para no invertir en el talento joven.
Hola, mi nombre es “becario no remunerado” y esto es lo que pienso
En Aranda, hemos querido conocer qué piensa un becario con una situación precaria como la que denunciamos. Para eso, hemos contactado con un estudiante de último año que está realizando prácticas en una consultora de marca (y al que llamaremos “becario no remunerado”). Él no recibe ningún salario por sus trabajo pero está implicado en proyectos de identidad para grandes marcas.
Lo primero que nos explica es que para los jóvenes de su generación “esta situación de tener un trabajo no remunerado no es extraña, pues desgraciadamente se ha normalizado”. Nos cuenta que, en su entorno, todos viven una situación más o menos parecida lo que les lleva a vivirla “con cierta normalidad”.
También aporta un dato curioso cuando nos explica que “los becarios de diseño que están trabajando en compañías de otros sectores, sí tienen remuneración, mientras que los que están estudios o consultoras especializadas, no lo tienen”. Esto nos sorprende enormemente y nos hace pensar que es nuestro sector el que no invierte en talento. De alguna manera, ¿estamos tirando piedras a nuestro propio tejado?
Uno de los argumentos más comunes de los estudios de diseño y las consultoras que no remuneran a sus becarios o que les pagan un sueldo ridículo, es que su beca es parte de su formación y por tanto, en el periodo que duran las prácticas están aprendiendo. Así, se escudan en que, a cambio de su trabajo, reciben formación.
Nuestro “becario no remunerado” se pregunta si “uno deja de aprender cuándo ya no es becario” y, en este sentido, no podemos estar más de acuerdo. Los diseñadores y todos los profesionales que trabajamos en este sector necesitamos una formación constante porque eso nos mantiene al día y aporta valor a nuestro trabajo. Es cierto que los becarios son inexpertos –aunque no siempre–, pero también lo es que aportan valor y que ¡todos los miembros de un equipo creativo aprendemos continuamente!
Finalmente, nuestro “becario no remunerado” nos explica que lo que les ayuda a sobrellevar esta realidad es el hecho de que no consideran que su situación se pueda mantener en el tiempo y que “tenemos en mente que esto no va a durar toda la vida” pero que, por supuesto, “es necesario que el gobierno fije un salario mínimo para todos los becarios porque venimos todos los días a trabajar como los empleados que sí cobran”.
La unión, ¡hace la fuerza!
En Aranda, sabemos que esta realidad es compleja y que cada caso es particular pero también creemos que esta situación, ya generalizada, es inmoral. Si los gobiernos no toman medidas para apostar por los jóvenes profesionales y por asegurar que todos y cada uno de los trabajos reciben una remuneración adecuada, al menos deberíamos unirnos los profesionales del sector para que no se permitan este tipo de prácticas. La unión siempre ha hecho la fuerza, estamos convencidos. Y en este caso, aún más.
Os animamos a todos a denunciar situaciones como estas y a luchar por erradicar la injusta situación de los becarios a día de hoy. Contadnos vuestros casos para que, al compartirlos, tengamos todos una visión más amplia de esta realidad.