Errores al elegir un nombre de marca

Escoger un nombre de marca parece una tarea sencilla, pero no lo es en absoluto. De hecho, la historia del marketing está plagada de errores que ejemplifican lo que no se debe hacer al ponerle nombre a una empresa o producto.

Lo que se hace mal, se hace dos veces. Esa lección la aprendieron por las malas quienes subestimaron el proceso de naming. Vistos desde fuera, sus errores pueden resultar, incluso, divertidos. Sin embargo, puedes estar seguro de que a las empresas que los cometieron no les hicieron ninguna gracia.

¿Sabías que el naming es uno de los grandes pilares del branding? Al fin y al cabo, es una de las primeras cosas que perciben los compradores…, y todos sabemos lo importante que es comenzar las relaciones con buen pie. ¡Descubre cuáles son sus principales errores y evítalos a toda costa!

Elegir un nombre “difícil”

En su día a día, el consumidor se enfrenta a decenas de nombres comerciales que pugnan por hacerse un hueco en su mente. Ten por seguro que no está dispuesto a hacer el menor esfuerzo por recordarlos. ¡Pónselo fácil! 

En principio, lo de evitar los nombres difíciles puede parecer una obviedad, pero ¿qué significa exactamente “difícil”? Aquí tienes algunos ejemplos bastante significativos para que te hagas una idea:

  • Desencadena una percepción negativa en el consumidor (por ejemplo, se asemeja fonéticamente a un insulto).
  • No evoca nada en la mente del comprador (es demasiado insípido).
  • No es fácil de recordar y/o su pronunciación u ortografía resultan demasiado complicadas (por ejemplo, es muy largo o tiene muchas consonantes seguidas).

Elegir un nombre no disponible

Al abogado, como al dentista, conviene acudir antes de que surja el problema (lo contrario te saldrá bastante más caro). Por eso, un paso importante cuando ponemos un nombre de marca es realizar la previa diligencia legal para comprobar su disponibilidad.

Los abogados de marcas proporcionan un valioso filtro dentro del proceso de naming. Gracias a ellos, estaremos seguros de que el nombre que elegimos no ha sido registrado por otra empresa. Omitir este paso solo nos hará gastar más tiempo y dinero a largo plazo.

Más allá de su registro legal, no podemos olvidar la necesidad de revisar la presencia online del nombre. Esto conlleva comprobar tanto la disponibilidad del dominio como su huella digital (tanto en buscadores como en las redes sociales). ¡No lo pases por alto!

Ser demasiado “local”

¿Qué empresa no ansía crecer y extenderse? ¡Eso es algo que el nombre debe prever de antemano! En consecuencia, un nombre que no sea capaz de adaptarse a dicha expansión está condenado al fracaso.

Cuando hablamos de “localismo”, no solo nos referimos al puramente geográfico. Un nombre también puede ser local cuando se circunscribe a una sola actividad o idioma.

Aunque el localismo resulta conveniente para el SEO, no puedes ignorar que te ata muy corto de cara a un futuro crecimiento. Así pues, si deseas amortizar lo que has invertido en el nombre de tu marca, te conviene que este pueda acomodarse a las nuevas circunstancias.

No buscar opiniones antes de elegir

Que “cuatro ojos ven más que dos” es algo que se nota mucho cuando ponemos un nombre de marca. En estos casos, es altamente recomendable sumar varios puntos de vista porque —¿quién sabe?— quizás otros perciban cosas que a nosotros se nos escapan.

Desde el diseño web hasta el packaging, no conocemos ni un solo elemento de marketing que no deba pasar por un minucioso cribado. Desde luego, el naming no es una excepción.

Por muy claras que tengas las ideas en cuanto al nombre de tu empresa o producto, nunca está de más consultar opiniones ajenas. Seguramente, tanto los especialistas en marketing como tu público objetivo tienen algo que decir al respecto.

Elegir un nombre de marca similar a otra marca popular

Una de las principales funciones que debe cumplir el nombre de una marca es identificarla o, lo que es lo mismo, distinguirla de otras marcas. ¿Cómo va a hacerlo si se asemeja a ellas?

Decantarse por un nombre parecido al de otra marca no solo priva a este de uno de sus principales cometidos, también puede ser visto como una maniobra engañosa. No sería la primera vez que una empresa hace algo así con el fin de confundir a los consumidores.

Da igual lo maravilloso que te parezca un nombre. Si se parece al de otra marca (o al de cualquier otra cosa) lo más sensato sería huir de él. Ten en cuenta que tales similitudes abarcan todos los aspectos imaginables: desde los estéticos hasta los fonéticos.

En resumidas cuentas, no hay nada como revisar las equivocaciones ajenas para poner en valor el naming. Tómatelo en serio y dedica al nombre de marca todo el tiempo y esfuerzo que necesita. ¡El éxito de tu proyecto empresarial depende de ello!